Este Miércoles Santo, coincidiendo con la hora del Ángelus, la catedral de Santa María de Tui ha sido el

escenario de la solemne Misa Crismal, presidida por el obispo de Tui-Vigo, monseñor Antonio Valín. La celebración contó con la presencia del obispo emérito, monseñor Luis Quinteiro, miembros del cabildo catedralicio, sacerdotes, diáconos, religiosos, peregrinos y numerosos fieles diocesanos. Durante la eucaristía, los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales, reafirmando su compromiso con Cristo y su vocación ministerial.
El obispo de Tui-Vigo expresó la especial emoción que sentía al celebrar su primera Misa Crismal junto a la diócesis, tras nueve meses de su ordenación y toma de posesión. "Este presbiterio ya es mi familia y esta diócesis mi casa. Me doy cuenta de lo bendecido que soy por esto y vale la pena entregar la vida, las ilusiones y los sueños por todos vosotros: Iglesia santa de Tui-Vigo", declaró monseñor Antonio Valín.
El prelado tudense destacó que la Misa Crismal convoca a toda la diócesis para manifestar la comunión y el compromiso con la Iglesia y la sociedad. Para el presbiterio, representa una oportunidad para "volver al amor primero y al día de nuestra ordenación; una oportunidad para pensar sobre nuestra razón de ser sacerdotes, ver nuestras motivaciones y renovar nuestro sí, para responder mejor a los retos que se presentan en nuestro ministerio y en la Iglesia en cada momento".

Monseñor Antonio Valín subrayó que la renovación de las promesas sacerdotales implica reafirmar la vocación de "discípulos misioneros, de caminantes que salen al encuentro de Cristo, presente en las calles, pueblos y ciudades". También manifestó su preocupación por el sentido de pertenencia a la Iglesia diocesana, animando a todos a "descubrir cada día el don de la fraternidad" y a crecer en "la capacidad de acogida, respeto y cariño mutuos".
A las puertas del Triduo Pascual, el obispo agradeció la entrega pastoral y el ministerio de todos los sacerdotes, recordando especialmente a aquellos que no pudieron asistir, los fallecidos, los que están en misión, los enfermos y los que atraviesan dificultades.
Un momento central de la celebración fue la consagración del crisma, utilizado para signar a los bautizados y confirmados, ungir a los futuros presbíteros y obispos, y para la dedicación de iglesias y altares. También se bendijeron los óleos para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Unción de Enfermos, que se utilizarán en las parroquias de la diócesis durante todo el año.
La Misa Crismal es considerada una manifestación de la plenitud sacerdotal del obispo y un signo de la unión de los sacerdotes con él, marcando el inicio de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa en la diócesis de Tui-Vigo.