El carácter emprendedor
Emprender es la palabra que más se oye últimamente y que parece ser una de las grandes soluciones para salir del desempleo o de la rutina para el caso de personas jubiladas.
Y, ciertamente, emprender no es imposible, ni siquiera en tiempos de crisis. Es posible, porque surgen nuevas oportunidades al evidenciarse cambios en las estructuras de las empresas: nueva estructura organizativa, mayor importancia de los recursos humanos, afinar en el servicio de atención al cliente, incorporar nuevas tecnología, alentar la responsabilidad social de la empresa, la deseada desconexión digital...
El ser humano, en cualquier situación de su vida biológica sin distinción de raza o sexo, si dispone de tiempo, tiene una tendencia connatural a desear llenarlo. Ya lo dice una de las acertadas leyes de Parkinson (historiador británico Cyril Northcote Parkinson): “El trabajo se expansiona hasta llenar el tiempo disponible para su realización”.
Por un cierto amor al trabajo, por una pegajosa profesionalitis o por obligación, estaremos experimentando esta ley, día a día. Pero…llenemos ese tiempo con proyectos que redunden en beneficio propio y de la sociedad, no necesariamente para dar cuenta a la entidad empresarial para la que trabajamos con el fin de intentar conseguir unos objetivos, cada vez más elevados.
Siempre estamos a tiempo de frenar, suave o bruscamente, y plantearnos un nuevo enfoque. Si, no es una entelequia: Enfoca tus ideas en los próximos 30 años, para acotar un poco los tiempos, aunque no los tenemos asegurados. El tiempo histórico que nos ha tocado vivir no puede ser más apasionante e interesante, se mire por donde se mire. El reto es formidable.
Observamos que nuestra civilización es bastante mejorable en su fondo y en su forma. Y todos los que influimos deberíamos proponernos ser una parte muy activa de la solución a esos problemas.
Y la pregunta directa y cerrada que, hace unos años lanzó en un foro empresarial el Consultor Álvaro Alorda, que me impactó, sigue vigente: en los próximos 30 años ¿tú que quieres ser, espectador o protagonista?
Aquí hace su presencia el par consistente “reto-talento”, que debe ser objeto de un breve análisis: Si tus retos andan flojos, sin peso, puedes caminar hacia: la Ansiedad (si hay reto pero no hay talento) o bien el Acomodamiento (si tienes talento y escasos retos), pasando por situaciones más preocupantes, como el Aburrimiento (cuando no tienes retos, pero si talento). Situaciones todas no deseables para los tiempos que corren.
Ahora bien, tus retos pueden ser ambiciosos, consistentes y fuertes, que pueden ir encaminándote por vías de Dominio, lo cual reconforta sin lugar a dudas.
A partir de ahí -en mi opinión- está el carácter emprendedor, ese persona que no se conforma con ese escalafón en la tabla reto-talento, sino que busca más: el Apasionamiento. Si se canaliza bien, esa persona disfruta de la vida, del trabajo y...triunfa.
Esa es la cuestión fundamental del carácter emprendedor; saber si es una ilusión pasajera que se desinflará como un globo o una idea realizable. Para ello, es aconsejable no abrir camino a ciegas. Consultar a un senior con experiencia de su vida profesional, sería deseable para llegar a buen puerto.
Ramón Santorio Santorio
Presidente Secot Vigo