RELATOS: Alicia
Alicia es una niña especial. Su pelo es de un color rubio tan claro que resulta casi blanco, sin llegar a serlo. Las cejas y las pestañas, siempre brillantes, son del mismo color que el pelo y los ojos, como era de esperar, son azules. En realidad, tiene albinismo. Su piel podría ser blanca, pero es sonrosada. Se puede comparar a una piedra preciosa que con su brillo atrae la mirada de quien se cruza con ella.
Cuando nació tenía el pelo completamente liso. Ahora, después de haberle crecido bastante, se le están rizando las puntas y tiene unos bucles que aumentan su encanto todavía más.
Hace días cumplió un año y medio. Es la edad en que los niños ya saben andar y entienden casi todo, pero aún no hablan. Ella es capaz de caminar sola y entiende mucho; no habla, pero repite monosílabos: domina el “no” y “frases” por el estilo.
Hace días su tío le leyó un cuento para niños acerca de la Madre Teresa de Calcula y su trabajo en la India. El libro, como todos los cuentos infantiles, tiene muchos dibujos de colores y poco texto. Mientras él lo leía añadiendo algún comentario, Alicia lo escuchaba con la máxima atención: sentada en el suelo y con la cara muy cerca del libro. De vez en cuando “aplaudía” distanciándose un poco y juntando las manos, además de exclamar con gran entusiasmo algo incomprensible.
Por desgracia el albinismo lleva consigo dificultad de visión, y muchas personas con este problema hereditario son incapaces de valerse por sí mismas. Alicia ve mal y necesita gafas de sol para salir a la calle, pero algo ve. Está claro que distingue los dibujos del libro cuando se acerca a él. Hay que esperar a que sea un poco mayor para saber si tiene otros defectos de visión añadidos y hasta dónde llega su problema. Por la forma de comportarse se nota que es inteligente y esto le ayudará a valerse por sí misma, aunque su visión sea escasa.
En el momento actual es una niña feliz que está descubriendo el mundo y sonríe fácilmente. Su belleza es tan llamativa que despierta el cariño y la admiración de quienes se cruzan con ella. Y cada vez son más los que se detienen a mirarla.