La guerra contra la verdad: ¿Estamos dispuestos a rendirnos?

En un mundo dominado por la posverdad, el texto reivindica la búsqueda de la verdad como un valor fundamental para el ser humano, argumentando que esta nos libera del egocentrismo y nos conecta con valores universales.

Hoy se habla de la posverdad como se habla de posguerra, pero… Es cojonudo que las guerras se finiquiten y no lo es tanto que caduque la verdad. Si preguntáramos a los 48 millones de españoles si les gusta que les mientan ¿cuántos contestarían que sí?

Aunque hay muchos argumentos para mantener la posverdad o el relativismo, yo quiero insistir en uno, que nace por del predominio de la psicología del resto de saberes. Este hombre en que todo es psicología   aprecia la realidad de una forma subjetiva, cada uno de nosotros interpreta la fiesta según sus condicionamientos particulares, cado uno tiene su verdad, por tanto, esta observación subjetiva y poliédrica de la realidad nos lleva a finiquitar la verdad y la realidad.  Esta Psicologización excesiva de la realidad nos lleva a errores: es cierto que desde el punto de visto psicológico somo subjetivos y nos cuesta llegar a la verdad.

Pero sabemos que a la verdad y la realidad no solo se llega por la psicología individual de cada hijo de vecino, hay muchas cosas más: filosofía; biología; física; humanidades; medicina; astronomía; teología y resto de ciencias y conocimientos humanos. También todas las expresiones artísticas y literarias tienen algo que aportar a este conocimiento de la verdad.

El termino verdad se entiende en un sentido amplio: amor, belleza, justicia…Romano Guardini hablaba de lo válido, vivir de lo válido, asentarse en lo válido. Y decía que quien se aparta de la verdad, el amor y los grandes valores, enferma del espíritu. ”El sentido de mi vida no está en mí, sino por encima de mí” decía en otra ocasión Guardini.

¿Por qué enferma? Apunto lo siguiente: buscar la verdad lleva implícito creer en pocas cosas que son importantes, creer en la posverdad es no creer en nada, ni siquiera en la existencia del bien y del mal, pero en la práctica nos lleva en creer en muchas cositas que esclavizan más. Buscar la verdad implica necesariamente salir de tu ego y buscar fuera, la posverdad es una postura en general -seguro que hay multitud de excepciones a esto-más compatible con tu egocentrismo.

Es un debate muy interior de las personas y nuestras vidas se resienten si perdemos el vínculo con los grandes valores. La verdad no es algo abstracto sino un estado al que llegamos cuando conectamos con esos grandes valores. Si abandonamos la verdad, como principio de vida, el espíritu enferma y necesitamos un cambio de orientación.

El que así piensa será tachado de vehemente, intransigente y fanático incluso de miedoso que necesita inventarse agarraderos. Salir de tu subjetividad y buscar lo objetivo y la verdad es un camino de felicidad.

Las convicciones auténticas nos dan seguridad, nuestros egos necesariamente tienen que cambiar para abrirse a la verdad, al amor, y a la belleza. En el camino esos valores nos sustentan. No es la seguridad del zote para imponerse y sentirse moralmente superior a los demás, es una alegría tranquila y de fondo. Es un percibir con nitidez que estás en el lado correcto de la baraja, sabes dibujarte y encontrar sentido a tu vida.

Sentir que estás en el camino hacia la verdad, amar la verdad y saber que se llega por un camino estrecho y sacrificado: del ego a la generosidad, del odio al amor, del aislamiento a la unión. La verdad de mi vida como camino de purificación y de profunda alegría.

Decía San Agustín “esta es nuestra tarea, buscar la verdad” pero hay que buscarla y aprovecharse de las revelaciones de las misma. Revelación y búsqueda. Las revelaciones dadas por el creador para el que tiene Fe, pero también está en personas y acontecimientos. Un libro, una sonrisa, una conversación pueden ser revelaciones para el que quiera oír.

La posverdad implica renunciar a nuestro proceso de desarrollo personal, es renunciar a los grandes objetivos, es rasear pudiendo volar.

La posverdad llevada a sus extremos produce trileros orgullosos de sí mismos, embaucadores profesionales, cuentacuentos. Puede llegar en casos graves al cinismo, la desvergüenza en el mentir y la obscenidad descarada. Pero… Lo más usual es no llegar a esos extremos y sentirse incapaz de asumir grandes valores.

¿Quieres un antídoto? Fomenta el pensamiento crítico, con filosofías que tengan en mente buscar la verdad. Atrévete con la verdad: la teórica y la encarnada en tu persona ¿Alguien imagina a un artista que no busque la belleza? Estas búsquedas no son vehemencia ni triunfalismo, son calladas y discretas.

Ser capaz de buscar y encontrar la verdad nos hace muy felices, encontrar tu caminito sencillo y grande a la vez para subir de nivel.

No hemos conseguido vislumbrar el inmenso poder que tiene la verdad en nuestra vida.

 

Posverdad y el relato

 

En la vida política actual se han puesto de moda los relatos, incluso se repiten por varios políticos los mismos argumentos, dejando en evidencia que no es algo pensado por el que emite el juicio. Mientes y cuando te pillan montas un relato, se viste de seda la mentira. Incluso algunos se sienten orgullosos de sus relatos, “qué listo soy y que ágil soy contando este relato que incluso yo mismo me creo que me lo creo”. Tantos relatos huelen a…

En la vida pública se ve cuándo un político es recto y cuándo no lo es, cuándo busca servir y cuando va a servirse, cuándo actúa desde lo valores y cuando no busca más que prebendas. Se ve, se palpa. No todos los políticos son exactamente iguales, unos son más aficionados a la posverdad que otros.

Y este no buscar la verdad y este no buscar servir y buscar servirse es un poco consecuencia de este debate que mantenemos.

El debate importante se da en el corazón de cada uno, siempre con matices, respetando otras opiniones, buscando convicciones comunes donde podamos estar de acuerdo y el resto de pensamientos y valoración de hechos los dejamos en las manos de la libertad.  El que busca la verdad necesita creer solo en muy pocas cosas que convierte en convicciones, el resto es opinable.

También hay un sentido de verdad como tu caminito, tu vocación, aquello para lo que estás hecho.

“Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol, y no hallazgo de una fórmula”

(Antoine de Saint-Exupéry)