Málaga, Expo 2027, la era urbana
Es Málaga una ciudad inquieta, atenta a los devenires, iluminada por una historia de ciudad de encrucijada, mediterránea, situada en el observatorio privilegiado de la historia más clásica del mundo. La ciudad es un balcón de asombros, resuelta como pincelada biográfica de seres privilegiados. Picasso, uno de sus hijos ilustres, sabría elevarla a la dimensión justa de un ámbito mitológico pacífico. Antonio Gala supo definirla como un anticipo del paraísos. Ortega y Gasset, que vivió en ella seis años, dijo sentirse allí emperador “dentro de una gota de luz, en un imperio más azul y esplendoroso que la tierra de los mandarines”.
Se produce una cierta fascinación entre la ciudad y la palabra. Esta última se asombra de aquella. Estamos ante la definición superada por la realidad, la semántica elogiosa se muestra casi insuficiente. Todo se compensa. Allí, lo grato a la vista se impone en el bienestar sentido. La oportunidad disfrutable surge por doquier, en una terraza, o en un museo, o en un teatro, o en un festival de cine, o en un paseo o en una cita gastronómica. La sorpresa se produce traducida en algo amable, agradable, degustable, como paulatinas conquistas bajo un clima confortable, sin discriminación alguna. Cada logro responde a un sumatorio estratégico, propiciado por la entrega y un trabajo profesional, exponente de eficacia administrativa municipal, provincial, autonómica, nacional, pública y privada, empresarial y ciudadana. Todo es aceptable y gustoso por todos en todas las estaciones.
Málaga, Conjunto Histórico, es una de las ciudades más antiguas de Europa. Primer enclave fenicio y púnico, romano, bizantino, visigodo, árabe. Después, tras no pocos y convulsos avatares, llegaría a ser la primera urbe industrial de España. Es el camino de la vanguardia más ecléctica, la combinación de estilos, ideas, posibilidades, creencias, el equilibrio verosímil entre un pasado rico, un presente floreciente y un futuro que se prevé esplendoroso.
Como urbe ganada al mar, aparece como recostada al sol, entre la circunstancia admirable de su bahía y sus playas hermosas; construida de lo poco y de forma irregular hacia un horizonte inmenso, determinado por un mar de alicientes y la llanura aluvial costera en los estuarios de sus ríos. La metrópoli se ha sometido a un orden impuesto por una orografía modelada en el entendimiento de cada tiempo y circunstancia económica, política y social, en progresión constante hacia la belleza práctica. Balcón privilegiado a la naturaleza y en la historia, se ha huellado de una experiencia única, que la ha forjado como asentamiento de un pueblo acogedor y cosmopolita. Todo semeja un trasatlántico de lujo amarrado a un puerto, varado entre montes y playas, como un buque tripulado por bonhomía, como un barco que se niega a partir del paraíso.
No es extraño que Málaga se convirtiese en capital del turismo ya en la eclosión de este sector. En su ahora constituye un notable centro económico, cultural, educativo, gastronómico, tecnológico. Es un nodo de comunicaciones perfectamente estructurado. Su transformación ha sido eslabonada, colosal, respetuosa con la tradición y pujante en su sensata ambición de modernidad en vanguardia, con determinación urbanística, cada vez más ordenada, planificada, dispuesta incluso a servir de modelo de cómo compatibilizar el crecimiento de la población, el desarrollo urbano, con la protección del medio ambiente, adoptando las soluciones innovadoras que garanticen la calidad de vida. Es una ciudad para vivir, disfrutar e invertir.
Con todos sus conocidos alicientes monumentales, festivos o circunstanciales, Málaga se ha propuesto conquistar el futuro con un proyecto único, EXPO 2027. El lema responde a su propia experiencia: “La era urbana: hacia la ciudad sostenible. Ciudadanía, innovación y medioambiente”. El alcalde de la urbe andaluza, Francisco de la Torre, capitán de este crucero, nos lo ha presentado a los miembros de la Mesa del Turismo de España, con el apoyo de Yolanda de Aguilar.
Hoy Málaga es un poco más de todos. Debemos apoyarles en la presentación de este proyecto ante el mundo. Lo haremos en el Foro de Turismo de Prestomedia, en Bruselas, a finales de junio. Juntos somos mejores y en justicia estoy convencido de que podremos conseguirlo. Ahora los inquietos también ya somos nosotros.
*Este artículo forma parte del Proyecto Destino Europa
Alberto Barciela
Periodista
Miembro de la Mesa del Turismo de España