Laxeiro, un gallego en la eternidad del Arte
Laxeiro fue un hombre llamado José Otero Abeledo, un ser humano que alcanzó la gloria de artista en vida. Como barbero ambulante deambuló por corredoiras en su Lalín natal, convirtió a Vigo -con sus amigos Lugrís, José María Barreiro, Sevillano, Pousa, Mariño, Lodeiro, Mantecón, Eduardo Blanco Amor, Celso Emilio Ferreiro, Valentín Paz Andrade, Paco Fernández del Riego, etc.- en capital cultural de Galicia; cruzó océanos hasta Buenos Aires; se elevó sobre el cielo de Madrid tertuliando en el Café Gijón con Carlos Oroza; regresó a la ciudad olívica, para estar con Antón Pulido, Xavier Magalhaes o Alfonso Sucasas -del que el 26 de junio se cumplen diez años de su muerte-. Y, siempre, pintó mundos en un universo de genuino estilo.
La Real Academia Gallega de Bellas Artes, presidida por Manuel Quintana Martelo, decidió dedicar el Día de las Artes de este 2022 al pintor gallego más relevante del siglo XX. Con tal motivo, el Gobierno de la Xunta, a través de la Fundación Cidade da Cultura y del Xacobeo 21-22, en colaboración con el Ayuntamiento de Lalín, ha organizado la exposición foi un home. Laxeiro en América (Buenos Aires, 1950-1970), que se exhibirá en París, Madrid, Santiago de Compostela, tras pasar por la propia tierra natal del autor homenajeado. La propuesta cuenta con apoyo de instituciones como la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, en la que se formó el pintor, el Instituto Cervantes o la Embajada de España en Francia.
El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez ha significado que “la retrospectiva busca divulgar el legado de Laxeiro fuera de Galicia”. La exposición reúne 40 piezas procedentes de coleccionistas privados y diversas instituciones. Las obras seleccionadas se centran en las dos décadas (1950-1970) en las que Laxeiro se instaló en Buenos Aires, “considerada su etapa de madurez con una notable evolución formal en su pintura, condicionada por el contacto con un mundo cosmopolita y con el ambiente intelectual gallego de la capital argentina”, en palabras del comisario de la muestra Carlos L. Bernárdez.
Algunas de las obras más destacadas y representativas de esa época de mayor agresividad en la pincelada del artista son Foi un home (1963), O espanto (1962), Xefe Azteca (1964), Retrato (1960-1970) o O mundo (1964). La exhibición se completa con pinturas de autores como Carlos Maside, Manuel Prego de Oliver, Manuel Pesqueira, Antonio Faílde, Luis Seoane o Julia Minguillón, recreando simbólicamente la exposición de Buenos Aires de 1951 que motivó la marcha de Laxeiro a América.
La figura de José Otero Abeledo, Laxeiro (Lalín, 1908-Vigo, 1996), se enmarca en la vanguardia histórica gallega cuando un grupo de nuevos artistas, Os Renovadores, inició un proyecto de actualización estética. El de Donramiro recibió en 1931 un bolsa de 3.000 pesetas por parte del Ayuntamiento de Lalín para estudiar como alumno libre en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando -la que ahora acoge su obra-. El año siguiente, Laxeiro continuó formándose en esta institución con una bolsa de la Diputación de Pontevedra. En Madrid pudo participar en las tertulias de café con intelectuales gallegos como Castelao, Otero Pedrayo, Vicente Risco, Suárez Picallo o Rafael Dieste. Además, durante ese tiempo asiste al café La Granja del Henar donde conoce a Gómez de la Serna o la García Lorca.
En 1951 participa en la exposición Artistas gallegos, organizada por Luis Seoane bajo encargo del Centro Gallego de Buenos Aires, en la Galería Velázquez. Desde entonces, fija su residencia en la capital argentina incorporándose al núcleo fundamental de la cultura gallega en América, junto a Rafael Dieste, Lorenzo Varela, Maruja Mallo, Manuel Colmeiro o Isaac Díaz Pardo, entre otros muchos.
En 1970, después de la gran retrospectiva que le dedica a Art Gallery International en Buenos Aires, regresa definitivamente a Galicia, animado también por la creación en su tierra natal del Museo Laxeiro. Fallece en Vigo en 1996, a los 88 años, poco después de la inauguración de la antológica que le organizó el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC) en Santiago.
Laxeiro que sabía de mundos, de eternidades y de pensamientos, dejó escrito: “... La pintura será eternamente un milagro del hombre de hoy, como lo fue para el hombre de las cavernas que, sin saber cómo, sintió un deleite especial en reproducir, por medio de la línea y la mancha, la imagen de los animales que le rodeaban”. Su Fundación, comandada con acierto por su nieto Carlos García-Suárez y por Javier Buján, nos lo recuerda de manera permanente. Esta semana lo compartiremos con el mundo. Laxeiro, su obra, Lalín, Vigo, nuestra emigración y el arte gallego, bien lo merecen.
Alberto Barciela
Periodista