IN MEMORIAM Ceferino de Blas
Siempre queda una conversación pendiente con los maestros, con los sabios que conocen aquello que uno no alcanza, lo secreto y lo contable, que hacen de la ponderación virtud y en sus silencios muestran la conmiseración que solo otorgan la experiencia, la traquilidad del conocimiento, el haber atravesado mares tempestuosos y observado las rías encalmadas, de saber lo que contar y lo que callar, de ser profundamente humanos y enormemente generosos, de sonreír sin estridencias ante la ingenuidad ajena, de narrar para ilustrar, tras indagar promovido por la propia curiosidad, intentando diluir la de los demás, Otorgándonos un punto de encuentro en lo común.
Ceferino de Blas se ha ido con la última marea, a la hora del cierre de una edición extraordinaria de una autobiografía plena de vida y de hallazgos, de sensibilidad y de novedades, de oportunidades compartidas con sus redactores y compañeros, y con sus vecinos y amigos, con su compañera Marisa Real. Se ha ido y no se ha ido, retornará en cada análisis que se haga de la ciudad olívica, permanecerá en ella con su huella y sus aportaciones. La ciudad sería otra sin él, sin su patronaje a bordo del buque insignia que es Faro de Vigo, sin su decisión de anclar la nave decana en esa orilla privilegiada que supone una manera de conocer, de entender, de percibir y de plasmar la vida. Cefe la hizo navegar firme, en travesías por mares calmos de tinta y en tempestuosos de redes, en ese último navegar digital inmenso, escalofriante. Sin aportaciones de periodistas como él, de empresas familiares, lo local se diluiría en los abismos oceánicos. Al contrario, con la ayuda inconmensurable de Marisa y de su equipo, una tripulación de lujo, trajo hasta Vigo a los intelectuales y personajes más relevantes, a través del foro de opinión Club Faro de Vigo, que inaugurara Manuel Fraga Iribarne y que ha aportado a los silos vigueses el mejor pensamiento de la vanguardia nacional e internacional.
Sereno, dinámico, eficaz, audaz, prudente, plural, Ceferino de Blas no conoció descanso en su travesía vital, siquiera tras una teórica jubilación que lejos de amilanarle le permitió ahondar en sus investigaciones sobre la ciudad. Sus aportaciones al Instituto de Estudios Vigueses, su labor como Cronista oficial de la Urbe, sus artículos, sus libros, su capacidad relacional y sus interesantes intervenciones públicas le convierten en un referente inexcusable de la cultura gallega y de la comunicación con mayúsculas.
Hemos heredado una memoria única, un trabajo pleno de amor por una tierra y por sus gentes. Nos ha sido legado un bagaje esencial para sabernos, proyectarnos y convivir con referencias de verdad y compromiso. Muchos serán sin duda los merecidos homenajes que reciba Ceferino de Blas, estas son solo unas palabras admiradas de un alumno que seguirá escuchándole entre el batir de las olas y un cierto desconsuelo.
Alberto Barciela
Periodista