Taittinger y Costiña, o cómo celebrar la vida con calidad y sencillez
La emoción transmitida por la conjunción de dos equipos, Taittinger y Costiña, dos tradiciones unidas en un único objetivo, hacer “burbujear” de felicidad a los participantes en una degustación de champán y grandes recetas, un maridaje de vinos espumosos franceses y de productos gallegos, una atrevida y audaz combinación en dos exclusivos escenarios estrella Michelin, el Restaurante Retiro da Costiña, y en su nuevo establecimiento hotelero, Costiña Wellness&Villas. Dos estilos unidos con un fin compartir con serena placidez, el goce de sabores en una experiencia extraordinaria.
En colaboración con Manuel Costiña y su padre Jesús, en su primera visita a Galicia, ejerció como anfitrión principal Clovis Taittinger, miembro de la saga champanera y Director General de la compañía, que estuvo acompañado por Antonio Escofet, brand embassador de la marca en España, e Isabel Vázquez, profesional esencial de Perelada & Chivite -finalmente nos vimos privados, por razones muy justificadas, de la sabiduría vinícola del delegado de la Zona Norte Iñaki Oñatevía, cuya presencia había sido ponderada por Alicia Huidobro, responsable de comunicación de las marcas, Taittinger, las bodegas de Perelada & Chivite y Costiña y, aunque se reste méritos a si misma, alma mater y germen de esta fusión, que solo se puede calificar como perfecta. Había pues mucho que celebrar: un acuerdo, una nueva amistad, el descubrimiento de un nuevo Finisterre en el caso de Clovis, una especie de su amada Bretaña, e incluso productos que todavía no habían sido todavía catados en público.
La familia Taittinger, fundadora de la casa desde hace casi un siglo, tiene un objetivo: conseguir la excelencia. Un compromiso que encarna desde hace 40 años y que aún hoy comparten Pierre-Emmanuel Taittinger y sus hijos Clovis y Vitalie. El dominio de Taittinger cubre 288 hectáreas, repartidas en 37 viñedos distintos valorados entre los mejores de la denominación de origen Champagne. Coinciden con el objetivo de los galos, los Costiña, incluso en el carácter familiar de su empresa, ambos han forjado un demostrado compromiso con la tierra, con quien la trabaja, y ha ejercido un permanente control de la calidad, fundamentos de la búsqueda de la excelencia. Estamos ante dos estilos similares, por los que bien pudimos brindar en Santa Comba y esperamos poder hacerlo en Reims.
Unos proporcionan el máximo cuidado a las uvas, respetando la tradición y las exigencias de desarrollo sostenible ya desde la vendimia, con el fin de obtener una materia prima perfecta para la elaboración de grandes champagnes y demostrar que la excelencia no es un mito, sino una realidad. Los otros, elaborando los selectos productos de calidad de la tierra y el mar gallegos, proponiendo maridarlos con las propuestas de su selecta carta de vinos y champanes, siendo ya una referencia en la elaboración de bombones, y, ahora también, en la hostelería de gran lujo sostenible -imperdible el desayuno de 16 platos-.
Hechos, realidades, historias personales, mucho esfuerzo y entendimiento, el talento de los equipos, afán de superación. Esas han sido y son las claves del éxito en ambos casos, y también en el de Perelada Chivite. Las raíces de tres proyectos complementarios y la creatividad que inspira su estilo, su sentido de proponer al mundo la forma de celebrar lo bueno y atemperar lo menos bueno de estos tiempos complejos.
«Nuestro oficio es fruto de la humildad y del silencio», dijo un día Pierre-Emmanuel Taittinger. El actual director general, Clovis Taittinger nos demostró en Santa Comba que un buen champán no requiere ser muy explicado -graciosamente, en su casi perfecto castellano, el habla de “Blablabla”-, porque un buen champán reclama siempre otra copa.
Por una noche, Galicia disfrutó con afán casi inaugural al son de las estrellas y de las burbujas. Un grupo de amigos teníamos mucho que celebrar y lo hicimos.
Alberto Barciela
Periodista
Premio Nacional de Periodismo Gastronómico
Miembro de la Mesa del Turismo de España