De marineros a apóstoles: la Última Cena vivariense, una joya escultórica con alma local

El grupo escultórico del Paso de la Cena, obra del imaginero nacido en San Ciprián, provincia de Lugo, Juan Sarmiento, fue esculpido en el año 1808 y toma como modelos a marineros de su lugar natal.
La Semana Santa de Viveiro se celebra con fervor y creciente afluencia de público, mostrando impresionantes pasos escultóricos con historias locales y referencias históricas. La tradición y el arte sacro se fusionan en procesiones que recorren las calles, atrayendo a visitantes y manteniendo viva una herencia centenaria.

¡Menuda suerte la de Viveiro! El cielo aguantó el tipo y, a pesar de alguna amenaza de chispa, las procesiones pudieron lucir su esplendor por las históricas calles. Y ojo, que cada año parece que somos más los que nos acercamos a vivir esta Semana Santa, ¡la voz corre y la tradición atrae! Respeto, silencio que casi se podía cortar y miradas clavadas en esas figuras que parecen cobrar vida al pasar ante nuestros ojos. Y es especialmente bonito ver cómo numerosos niños, muchos de ellos ya enfundados en sus pequeñas túnicas, acompañan los desfiles, dando sus primeros pasos como futuros miembros de las distintas cofradías. ¡Una cantera de fe y tradición que emociona!

El Jueves Santo, la Última Cena siempre levanta expectación. Normal, viendo ese grupo escultórico tan nuestro, obra de Juan Sarmiento, un imaginero de San Ciprián con alma de marinero. ¡Y es que dicen que para tallar a los apóstoles se inspiró en los hombres de la mar de su tierra, allá por 1808! Hasta la cara de Judas tiene su aquel, ¡se rumorea que podría ser el retrato de un vecino que le debía unos dineros al artista!

Si hablamos de rezos en el huerto, nos vamos al siglo XVII con una talla anónima de la escuela de Gregorio Fernández. Eso sí, el angelito que lo acompañaba era más bien pequeño hasta que, en 1977, el artista local Juan Luís Otero Fernández le dio unas alas más grandes y una presencia imponente.

Luego tenemos la Flagelación, con ese Cristo atado a la columna que salió de las manos del valenciano José Tena en 1908. ¡Cuánta fuerza transmite esa imagen! Y no podemos olvidarnos del Ecce Homo, o Cristo de la Caña, una obra compostelana de José Rivas Rodríguez que llegó en 1950.

Y al final, la Madre... ¡Ay, la Virgen de los Dolores! Tallada en 1741 por un autor desconocido, pero lo que realmente te deja sin palabras es su vestimenta. ¡Una túnica y un manto que cruzaron medio mundo desde Manila! Por eso, cuando la vemos en el Encuentro o en la Soledad ('Os Caladiños'), casi no la reconocemos con sus otros ropajes.

Pero si hay una procesión que te mete de lleno en la historia, esa es la del Prendimiento. Con la Cofradía del Nazareno y la Esclavitud de Medinaceli al frente, vemos cómo los nazarenos van a apresar a Jesús. ¡Esta procesión ha crecido tanto en los últimos años! Además del impresionante paso del Prendimiento, obra de José Rivas en 1947 (conocido como "El Beso de Judas"), participa el sobrecogedor paso de "Las Negaciones de San Pedro", una creación reciente de Antonio Bernal (2010-2012). Y no vienen solos, ¡la Cofradía de "O Nazareno dos de Fóra" se une con su "Sagrado Corazón de Jesús" (un Ecce-Homo del siglo XVII) y su "Nuestro Padre Jesús Nazareno"! Desde 1997, representando a la Parroquia de Santiago, también nos acompaña la "Virgen de los Dolores" de principios del siglo XX. ¡Una auténtica lección de historia y devoción en cada paso!