Peregrinar a Cerdal, Valença, a la feria de Santos es casi un rito anual para los gallegos
Lo más difícil es llegar, salvo que te pegues un madrugón para el que la mayoría no está dispuesta a sacrificarse. Miles de coches y autobuses se dirigen a Valença y, ya en la salida de la A3, hay cola. Hoy, a las 10 de la mañana, ya había retención. Se junta con los que vienen por el interior de Valença...Coches y más coches; autobuses y más autobuses que ‘vomitarán’ cientos de pasajeros...Por la carretera a Paredes de Coura se va a cámara lenta. A ambos lados propietarios de aparcamientos deseosos de llenar su superficie a un mínimo de 2 euros. Todo es un negocio. Solo algunos que saben más acceden a la feria por detrás, siempre por incómodas vías en las que están aparcados coches y se convierten en unidireccionales. Otra cosa será la vuelta que también tendrá su emoción.
¡Uff! ¡Hemos llegado y conseguido dejar el coche en algún hueco cercano al recinto sin tener que pagar aparcamient! ¡Es un privilegio! Nos recibe un coche de la GNR, la policía lusa, que tiene a tres o cuatro efectivos controlando esta entrada al recinto...,incontrolable por la carretera de Paredes de Coura.
La niebla despeja y deja paso a un sol radiante. Los vendedores de paraguas no tendrán tanto éxito como el año pasado. La gente ya va molesta con las cazadoras, pues el calor se incrementa. Hay quien hasta se acerca con el perro o los perros a la feria.
En la feria de Santos de Cerdal, Valença, todavía se puede regatear. Eso sí, hay que tener un poco de cara para hacerlo…Pero la crisis hace que, si presionas, con frecuencia te llaman y te lo dejan a un precio más barato. ¡Comprobado! Los feriantes quieren vender y no dejan pasar oportunidad, aunque sea con menos beneficio. Pero, insisto, es un arte y hay que tener cierta cara…
Aquí hay de todo y, antes de media mañana, la gente sale cargada con grandes paquetes. El típico edredón, la almohada, el árbol frutal, una herramienta…ropa, calzado…Todo lo transportable por un ser humano sin otra herramienta…
Se oye hablar mucho español entre los compradores y portugués, claro, entre los feriantes. En ciertos puntos, no muchos, un puesto de venta de música deja en el aire el sonido de un CD de canciones españolas un poco trasnochadas…pero que enganchan…por las consabidas letras. Algún bar también practica esta música al aire para decir aquí estamos, ven y toma algo…
Los olores son múltiples. Las columnas de humos los presumen… Algunos casi irresistibles, como las carnes de pollo, costilla de cerdo o bacalao a la brasa conforme se acerca la hora del almuerzo. Los ‘maestros asadores’ hoy están agobiados por el calor y el sol. Sorprenden los asadores móviles que no paran de cambiar de posición a los pollos que están a la parrilla…La gente ya se sienta en la carpa para degustar esos manjares. Huele también a castaña asada en varios puntos…
Cerdal es mucha feria. Te puedes comprar desde una mesa rústica de madera maciza hasta un canario con su jaula. En la zona de animales se despachan gallos y gallinas, ocas, pavos, conejos, faisanes de atractivos colores…¡Hala!, a un saco con agujeros y para otra casa…
Los aseos o casas de baño son otro cantar. Faltos de señalización, hay que hacer una marcha de búsqueda para encontrarlos. Como siempre, el de mujeres tiene cola. El de hombres no, y quizá por eso alguna mujer audaz, siempre acompañada, se interna también en este lugar…Por cierto, faltaba agua en los lavabos, jabón y papel para las manos. Quizá es insuficiente uno para una multitud que pasa horas de compras.
Entre los feriantes, las estrategias de venta son variopintas. Ciertas mujeres muy arregladas, maquilladas y muy pijas, sobre todo las del comercio de ropa. Hay que atraer a la clientela y vendedora arreglada atrae a la clienta…Otros, en plan tómbola, con todo el género expuesto en el camión abierto en canal, por el lateral parlotean aunque no tengan a nadie delante…Pocos precios puestos y muchas preguntas de los compradores sobre ellos se oyen al paso.
Las frases que se escuchan en la Feria de Santos de Valença son de este tipo: ‘Non teñan vergonza a comparar barato”; “Vale la pena comprar”; “Aproveite, aproveite”; “Directamente de fábrica”; “El ajo de este año, rojo y barato”…Es un marketing de andar por casa pero que debe funcionar…
De todas formas ya no hay aquellas gangas que había años ha en Cerdal. Ni las marcas falsificadas que fueron objeto de redadas por sorpresa durante la feria de algún año. También oían comentarios de "qué caras están las cosas". La gente le costaba aflojar los euros…Había mucho ‘personal de miranda’…pasando de un lado al otro, sin comprar nada.
El municipio de Valença, ciertamente, mejoró el recinto. Las calles, bien marcadas y firmes. Las zonas de las tiendas de tierra, recubiertas de gravilla…pero faltan, por ejemplo, unas buenas mesas para las personas que quieran almorzar de picnic. Y por supuesto, se debe incrementar el número de ‘Casas de baño’. Tampoco estarían de más algunas fuentes o tomas de agua potable. Espero que los vendedores no vean esto como un recorte a sus ganancias…
Se comprueba, una vez más, que los restaurantes tienen cola para almorzar. Tanto los ya establecidos como los instalados en la feria. Después de una mañana de compras, al personal gusta de reparar fuerzas.
En fin, he cumplido con la tradición y volví a la mayor feria del año, la de Santos, en Cerdal, Valença. Veremos cómo la mejoran para el año.