El cambio climático puede ralentizar hasta un 75% el crecimiento de los bosques mediterráneos de pino carrasco
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que desarrolla en Galicia desde 2008 una línea de investigación sobre genética forestal a través de la Misión Biológica de Galicia (MBG), ha participado en un estudio internacional liderado por la Universidad de Lleida (UdL) cuyos resultados revelan que el cambio climático puede ralentizar hasta un 75% el crecimiento de los bosques costeros de pino carrasco (Pinus halepensis) del
Mediterráneo desde ahora hasta finales del siglo.
El estudio, publicado en la revista New Phytologist, ha contado con la colaboración del Centro de Investigación Forestal (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria) y distintas universidades e institutos de investigación de Suiza, Italia, Marruecos, Israel y Estados Unidos. “Se ha analizado la información derivada de 14 ensayos genéticos de pino carrasco emplazados en toda la cuenca del Mediterráneo para caracterizar los patrones de adaptación de la especie asociados a diferencias climáticas. A partir de modelos de respuesta al clima (precipitación y temperatura), e integrando la diferenciación genética existente entre poblaciones, se han proyectado los crecimientos futuros de la especie (2071-2100) en relación a dos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, moderado (RCP 4.5) y severo (RCP 8.5)”, explica Jordi Voltas, investigador principal del estudio y catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria (ETSEA) de la UdL.
Los resultados revelan que los bosques de la especie que actualmente se encuentran sometidos a condiciones más favorables, es decir, más húmedas, se encuentran a su vez más expuestos a la acción adversa del calentamiento global que los emplazados en ambientes más áridos. Estos bosques, que corresponden a áreas costeras de España, Francia, Grecia y el Magreb, pueden llegar a experimentar descensos en su crecimiento actual de hasta el 75% a finales del siglo XXI, según las conclusiones de la investigación.
Por el contrario, los bosques de zonas más áridas y continentales soportarían mejor los efectos de las elevadas temperaturas futuras y cambios en el régimen de lluvias. “Los datos pueden ayudar a definir estrategias de utilización del material genético del pino carrasco en actividades de repoblación, restauración ecológica y migración
asistida, y así reforzar las posibilidades de supervivencia de la especie frente a los efectos del cambio climático”, destaca Voltas.
El grupo Genética y Ecología Forestal de la MBG. Su contribución al estudio
Su principal cometido es el estudio de la genética y ecología de la resistencia a insectos y patógenos en especies forestales como determinantes de la variación fenotípica en caracteres de resistencia y tolerancia a enfermedades y plagas. La línea de investigación busca conocer las repercusiones y determinar posibles aplicaciones a la sanidad y gestión forestal sostenible.
En este estudio, el grupo ha participado aportando datos y contribuyendo en los análisis estadísticos que, mediante herramientas novedosas y complejas, permiten analizar cómo los distintos orígenes de pino carrasco muestran sensibilidades al clima diferentes. Los modelos desarrollados han permitido determinar las funciones de respuesta al clima de cada origen y con ellas predecir el comportamiento futuro de los mismos ante el cambio climático.