El espacio como proyecto para la energía fotovoltaica

satelite
No es una historia de ciencia ficción: la producción de energía fotovoltaica directamente en el espacio y su posterior transmisión y utilización en la Tierra es el núcleo del proyecto Solaris de la Agencia Espacial Europea, en el que también participamos. Primer objetivo importante: poner en órbita una central de un megavatio para 2030. Los resultados del proyecto también serán útiles para aplicaciones fotovoltaicas «terrestres».

No es una historia de ciencia ficción: la producción de energía fotovoltaica directamente en el espacio y su posterior transmisión y utilización en la Tierra es el núcleo del proyecto Solaris de la Agencia Espacial Europea, en el que también participamos. Primer objetivo importante: poner en órbita una central de un megavatio para 2030. Los resultados del proyecto también serán útiles para aplicaciones fotovoltaicas «terrestres».

Llevamos tiempo impulsando a energía solar en el espacio

La energía solar espacial ya existe desde hace más de 60 años: en 1958, el satélite estadounidense Vanguard I fue el primer vehículo espacial que utilizó un panel con una potencia inferior a un vatio para hacer funcionar el radiotransmisor. El satélite dejó de funcionar unos años más tarde, pero sigue en órbita: no solo allanó el camino para el uso de la “energía verde” del Sol en el espacio, sino que también es el objeto en órbita más antiguo creado por el ser humano. Mientras tanto, la tecnología ha avanzado: hoy, la Estación Espacial Internacional está equipada con más de 400 metros cuadrados de paneles, que le proporcionan más de 240.000 veces la energía de aquella primera pequeña instalación en el Vanguard.

SOLARIS y las centrales solares del espacio

Este es el objetivo de la Agencia Espacial Europea con el proyecto SOLARIS, que comenzará en 2023. En el proyecto SOLARIS, Enel ha realizado una importante contribución en la definición preliminar de los posibles modelos de negocio y en la definición del dimensionamiento de las centrales en órbita, además de proporcionar directrices básicas para la instalación de estaciones receptoras de energía desde el espacio.

La idea es construir centrales solares en el espacio, a 36 000 km de la superficie terrestre, en una órbita geoestacionaria: es decir, una órbita circular alrededor del ecuador, que coincide con el periodo de rotación de la Tierra. Los paneles estarían siempre expuestos al Sol, produciendo así energía prácticamente a todas las horas del día y en todas las estaciones, salvo unos pocos días al año, durante el periodo de los equinoccios (la transición del invierno a la primavera y luego del verano al otoño), debido al cono de sombra generado por la Tierra. Aún es pronto para saber que impacto tendrá de forma directa en las tarifas de luz de los usuarios, pero el proyecto promete ser un antes y un después en el ámbito de la energía aeroespacial.

Paneles solares diferentes a los que usamos en la Tierra

Los paneles espaciales no son como los que se utilizan normalmente en los sistemas fotovoltaicos de nuestro planeta. Son más ligeros y multiunión, es decir, están formados por varias capas, cada una de ellas de un material semiconductor distinto y, por tanto, capaz de absorber una parte diferente del espectro de la luz solar, lo que permite extraer más energía para la misma superficie expuesta. 

No utilizan silicio, sino materiales como el arseniuro de indio o el arseniuro de galio, y permiten alcanzar mayores niveles de eficiencia energética: actualmente tienen una eficiencia del 30 %, pero se espera que alcancen el 40 % en un plazo de 10 años (los utilizados para las centrales de generación en la Tierra se detienen actualmente en el 21-22 %.

Fuente: https://www.elcomparadordeluz.es/