Qué hay detrás del ‘high protein’
Cereales, yogures, galletas, quesos, batidos, pan, etc. El listado de alimentos con una versión homóloga rica en proteínas no deja de crecer. “La industria alimentaria ha descubierto que los consumidores identifican los productos proteicos con un mejor rendimiento físico y con la buena salud en general, y lo está aprovechando para ofertar alternativas con más cantidad de proteínas, centrándose en lo específico y no en lo general, pues al final un producto no debe verse como una parte sino como un todo”, explica Luis Cañada, fundador de FITstore.es .
Para lograrlo, es habitual ver tácticas de alimentación engañosa basadas en un marketing en el que juegan con el desconocimiento generalizado de los consumidores al destacar los gramos de proteínas que contienen, como si realmente el cliente medio supiese cuál es la cantidad ideal y cuál no.
Todo esto se traslada a los envases, con colores intensos o un negro característico resaltado con unas letras blancas que resaltan las cualidades que más les interesan e ignoran las que rebajan su calidad nutricional.
El ‘Estudio del mercado proteico en España’ realizado por los expertos en nutrición de FITstore ha analizado cientos de yogures, barritas, tortitas, leches, bebidas vegetales, etc que encontramos en los supermercados con la estética de productos proteicos.
Además, la compañía española ha destapado, en su cuenta de Instagram en una comparativa, cómo la industria láctea utiliza formatos no estandarizados (enlace) para posicionarse en el lineal con altos valores de contenido proteico. “Existen vacíos legales en el etiquetado que permiten confundir al consumidor de forma muy simple. Está muy de moda ahora plasmar las cantidades de proteína por ración, siendo que cada marca puede ofrecer esa recomendación en función de sus intereses”, explican desde la compañía.
Sin embargo, surgen dos preguntas: ¿Es tan sano cómo vende la publicidad de la industria alimentaria? y ¿cuál es la cantidad ideal de proteínas que debemos consumir?
“Normalmente es más saludable tomar un yogurt tradicional y consumir las proteínas a través de los alimentos que la aportan naturalmente, como la carne, pescados legumbres o huevos, entre otros”, explica Cañada. “Esto no quiere decir que los productos enriquecidos con proteínas no sean recomendables. Sumado a la falta de contexto y alarmismo de ciertas figuras en redes sociales, se está creando una gran brecha entre amantes y detractores cuando siempre han existido los grises”, resume.
No solo hay que fijarse en los gramos de proteínas
Hay que analizar los productos individualmente ya que entre los productos anunciados a bombo y platillo como ‘high protein’ encontramos algunos con unas cualidades nutricionales que los posicionan como sanos y otros que están lejos de serlo. “Hay productos que solo muestran parte de la realidad, ocultando otros ingredientes poco saludables o usando aminoácidos económicos que al final sirven para elevar los valores proteicos. Ya lo vimos hace unos años con el azúcar y ahora se está replicando en la proteína”, resume el especialista de FITstore.es.
Las proteínas son el macronutriente de moda que, al estar asociado al estilo de vida saludable propio de los deportistas, se ha destapado como un reclamo comercial para vender todo tipo de productos. De hecho, el origen de esta tendencia proteica proviene de las dietas hiperproteicas características de una nutrición deportiva en auge con el incremento de clientes que acuden a los gimnasios.
Consumo disparado de proteínas en España
La moda proteica también ha conducido a que los españoles consumamos más proteínas de las que debemos. Más concretamente, La Fundación Española de Nutrición (FEN) en su estudio Anibes (enlace) indica que la ingesta de proteínas se encuentra “muy por encima de los límites recomendados” y señala que tan solo un 10% de los españoles siguen una dieta dentro del rango aconsejado. “El consumo es susceptiblemente superior (cerca de un 7%) entre los hombres que entre las mujeres”
“Está demostrado que un exceso proteico no se traduce en mayor músculo ni tampoco en más pérdida de peso. Son todos aspectos multifactoriales que normalmente se simplifican sin tener en cuenta el contexto”, detalla Cañada. Nuestro cuerpo solo puede absorber entre 20 y 40 gramos de proteína por cada ingesta y, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el requerimiento mínimo diario para un adulto se ubica en 0,8 gramos de proteínas por kilogramo de peso corporal.
Incluir proteínas en nuestra dieta es beneficioso para garantizar la energía necesaria y por eso los médicos recomiendan consumirlas de manera equilibrada tanto de origen animal como origen vegetal. Por ello, “los productos ‘high protein’ pueden ser un valioso aliado siempre y cuando la totalidad de su composición lo acompañe para ser considerado un producto saludable, y que el consumidor no cometa exceso en el consumo de complementos proteicos”, explica el fundador de FITstore.es.
Comparativas del estudio de FITstore:
Tortitas proteicas con la misma composición nutricional que unas normales – ENLACE
El baile de porcentaje de gramos de proteínas en los yogures de Danone – ENLACE
Bebidas de soja proteicas que no se diferencian de sus homólogos tradicionales – ENLACE
Panecillos anunciados como proteicos con menos proteínas que los normales – ENLACE
Las barritas de cereales las carga el diablo: comparativa de proteínas y azúcares – ENLACE
Qué ha detrás de los helados proteicos – ENLACE
Marketing lácteo que busca confundir con el packaging - ENLACE