Expertos en nutrición destapan algunas de las estrategias que nos empujan a consumir alimentos poco sanos sin saberlo

Hay que estar atentos en las comparas para no caer en las trampas del marketing de alimentación y comer mejor.
La publicidad y el marketing influyen drásticamente en nuestras decisiones de compra. Su influencia es palpable en todos los sectores y se potencia en el mercado alimenticio, por lo que se vuelve esencial que los consumidores aprendan a identificar las cualidades de los productos que comen y sepan diferenciarlos para escoger los que más se ajusten a su dieta. Las grandes marcas de alimentación a menudo utilizan estrategias de marketing engañosas para ocultar la verdadera composición de sus productos.

La publicidad y el marketing influyen drásticamente en nuestras decisiones de compra. Su influencia es palpable en todos los sectores y se potencia en el mercado alimenticio, por lo que se vuelve esencial que los consumidores aprendan a identificar las cualidades de los productos que comen y sepan diferenciarlos para escoger los que más se ajusten a su dieta. Las grandes marcas de alimentación a menudo utilizan estrategias de marketing engañosas para ocultar la verdadera composición de sus productos.

 

“Envases llamativos y atractivos para desviar la atención de ingredientes poco saludables como azúcares añadidos, grasas trans y aditivos artificiales son solo algunos de los ejemplos que más encontramos en los supermercados. Los gigantes de la alimentación se aprovechan de términos ambiguos pero vinculados a la salud como ‘natural’ o el abuso de tonos verdes en sus presentaciones pueden ser utilizados para crear una imagen saludable que no se corresponde con la realidad” explica Luis Cañada, fundador de FITstore.es.

 

Desenmascarando las Mentiras del Marketing Alimentario

 

Los expertos en nutrición de FITstore.es nos enumeran 7 consejos para tomar decisiones más saludables y conscientes sin caer en las mentiras del marketing de alimentación:

 

1. Gira siempre el envase. Lo que no lees es lo más importante:
 

Uno de los primeros pasos para no caer en las mentiras del marketing es aprender a leer y entender las etiquetas nutricionales. Las frases como "bajo en grasa", "sin azúcar añadido" y "natural" pueden ser engañosas. Es importante revisar la lista de ingredientes y la información nutricional para verificar realmente qué contiene el producto. Presta atención a las cantidades de azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio.

 

2. Mientras más grande sea el reclamo publicitario de saludable, más susceptibles somos a ser manipulados
 

Los reclamos saludables de las grandes compañías de alimentación en sus envases pueden ser tentadores, pero a menudo son exageraciones, contar solo medias verdades o incluso mentiras. Por ejemplo, un cereal puede proclamar ser "alto en proteínas", pero también puede estar cargado de azúcares u otros edulcorantes tan poco saludables como el azúcar. Escoge adecuadamente los productos que cumplan con tus necesidades nutricionales sin depender de trucos publicitarios.

 

3. Aprende a diferenciar entre buenos procesados y ultraprocesados
 

Que un producto venga envasado no se traduce en que ya no sea saludable. Es importante priorizar por productos con pocos ingredientes sin llegar a la obsesión de que solo contenga X número de ingredientes. No es tanto el número de ingredientes como sí la calidad de los mismos. A la hora de hacer la lista de la compra, es recomendable priorizar los integrales por encima de la mayoría de alimentos refinados y ultraprocesados. Los alimentos integrales son nutricionalmente más interesantes, ayudan a regular el azúcar en sangre y aumentan la saciedad.

4. Ojo con los productos proteicos ‘High Protein’


En los últimos años hemos sido testigos de cómo los productos con la etiqueta “alto en proteína” han inundado las baldas de los supermercados: desde yogures, cereales, pan, quesos… Son incontables los productos orientados, en teoría, hacia un estilo de vida más fit con un mayor consumo de las proteínas. Sin embargo, hay técnicas para que el consumidor percibe mayor porcentaje proteico del que realmente tiene un producto.

 

“Hemos detectado una transición hacia el etiquetado proteico no por 100g sino por envase y está demostrado que mientras más alto es el número que acompaña a la proteína, más susceptible es a ser comprado”, explican desde FITstore.es. Todo esto se traslada a los envases, con colores intensos que resaltan las cualidades que más les interesan e ignoran las que rebajan su calidad nutricional.

5. Las mentiras del 0,0% azucares
 

En muy fácil encontrar en cualquier supermercado decenas de productos que dedican gran parte de sus envases a transmitir que contienen 0,0% de azúcares. Esto no siempre es verdad y juegan a confundir a los consumidores.

 

 A la hora de elaborar estos productos sin azúcares, se suelen utilizar edulcorantes de bajísima calidad. Además, el consumo excesivo de estos edulcorantes, que a menudo son compuestos químicos poco saludables, se puede reflejar de forma negativa en nuestra salud: malestares gastrointestinales provocados por su efecto laxante, náuseas y descomposición. “No obstante, existe la errónea falacia de englobar a todos los edulcorantes por igual y eso es un error: igual que no todos los chocolates son iguales, los edulcorantes tampoco lo son; es un mensaje muy simplista que roza lo absurdo”.

 

6. Cuidado con los productos “light”
 

Que un producto sea light no implica que sea bajo en grasas. Light hace referencia a que contiene un 30% menos de calorías, grasas, azúcares o sal que la versión convencional.

 

A la hora de hacer la compra, hay que saber identificar a qué hace referencia la palabra light y si nos interesa. Para que un producto sea light estamos asumiendo que habrá un reemplazo inicialmente más saludable frente al producto original. Sin embargo, esto no siempre es así, pues para mantener las propiedades organolépticas son necesarios aditivos que acaban convirtiendo al producto en un listado casi infinito de ingredientes.

En muchos casos lo único que conseguimos es considerar que estamos alimentándonos de una forma más saludable solo por consumir menos calorías. Es importante saber lo que comemos y no fiarnos de las apariencias, pero también debemos acompañar nuestra alimentación de un ejercicio regular.

 

7. No te fíes del ‘Nutriscore”
 

Esta escala fue creada para brindar orientación nutricional con tal de tomar decisiones más saludables y desde el principio ha sido motivo de duras críticas por los profesionales del sector. Además, no son 1 ni 2 los países europeos que se han opuesto a este sistema y, de los que en su día lo adoptaron, algunos están considerando dejar de aplicar este semáforo con tal de proteger sus productos y su gastronomía, como es el caso de Italia.

 

“Un A verde en el semáforo no es sinónimo de nada, pues basta con ajustar un poco los parámetros positivos y negativos sin tan siquiera tener que cambiar la fórmula para escalar la nota que ofrece este algoritmo”, indica Cañada. Pese a que el sistema está realizando constantes ajustes año tras año, el sistema sigue siendo un blanqueador de etiquetas que confunden enormemente al consumidor.

 

“La compra en los supermercados está preparada para que sea muy impulsiva, por lo que es fácil caer y no fijarse en lo que metes en el carro. Sin embargo, en un plazo inmediato vamos a poder comprar desde las propias aplicaciones de las redes sociales sin tener ni que derivar tráfico a las páginas web. Es algo se implantará en España en pocos meses, primero en TikTok y posteriormente en otras plataformas. Además, muchos consumidores optan por utilizar la red para localizar productos específicos y comparar precios; lo que también permite que tengan más tiempo para ver las cualidades de cada producto y sigan esa mentalidad cada vez más extendida de primar la alimentación y el cuidado personal a través del consumo de productos más saludables” sintetiza Luis Cañada, de FITstore.