Guillermo Díez, director de Bodegas Nairoa: “Presumimos y mucho de tener un sello como el de Galicia Calidade”
El primer vino se hizo en el Neolítico, pero a día de hoy no todo está
probado para elaborarlo. En Nairoa, una bodega de la DO Ribeiro, en Arnoia,
Ourense, buscan un producto diferenciado, con personalidad distinta que haga
que el cliente sea atraído por la marca. La congelación pelicular es una de sus
técnicas: congelan la piel de la uva para extraer de ella “el máximo potencial
del pellejo”. Según su enólogo, Serafín Median: “Da una personalidad muy
diferente al vino que no se parece a ningún otro que haya en el mercado”.
Guillermo Díez es copropietario de Nairoa y director de la bodega desde
2008. Díez es de formación economista pero siempre ha estado vinculado al mundo
del vino y ahora constituye para él una “pasión”, según confiesa. Diario
Luso-Galaico le entrevista en Arnoia a 200 metros de su bodega, en la otra
orilla del río del mismo nombre, al pie de un largar del siglo II, según la clasificación
de Luís Paadín. El marco es incomparable y todo habla de la cultura del vino de
este microclima de la DO Ribeiro.
Guillermo Díez nos sitúa en el momento presente. “Es un momento complicado
y de incertidumbre. En el mercado HORECA, que para Nairoa representa casi un
85% de nuestra facturación, como es lógico, el COVID-19 nos ha afectado
tremendamente. Estamos muy preocupados, como todos nuestros clientes, que
además son amigos, así como todos los distribuidores repartidos por toda la geografía
nacional, que lo están pasando mal. Con
un futuro incierto”.
Y añade con gesto solidario: “Nosotros estamos tratando de posicionarnos a
su lado, tratando de entender sus necesidades y colaborar, en la medida de
nuestras posibilidades, para que todos podamos salir juntos de este momento
difícil”.
Nairoa tiene un origen bonito y muy humano. Camilo Alberte Mexengo era un insigne restaurador arnoiés. En Santiago de Compostela abre un restaurante en las inmediaciones de la rúa del Franco, Camilo (todavía existente hoy). Para su consumo llevaba al restaurante las elaboraciones que hacía en las instalaciones que hoy ocupa Nairoa, a la orilla del río Arnoia. Así abastecía a su restaurante. Desaparecido Alberte, en el año 1999, un grupo de vecinos de Arnoia adquieren su propiedad y de esa manera nace Bodegas Nairoa. El primitivo edificio tuvo una ampliación para adecuarlo a los usos actuales.
Nairoa fue la primera bodega de la DO Ribeiro en acogerse a este sello de garantía. Cuando Guillermo Díez llegó a Nairoa, una de las primeras decisiones que tomó fue que Galicia Calidade certificase las elaboraciones de Nairoa.
“Con los vinos que elaboramos, ¿cómo no vamos a querer un sello como el de
Galicia Calidade?”, se pregunta el director. “En aquel entonces presentamos
nuestra candidatura y las correspondientes auditorías. Desde entonces
presumimos y mucho de tener un sello como el de Galicia Calidade”.
Nairoa elabora más vino blanco que tinto. Cerca de las 200.000 botellas, de las que el 90% es blanco. “Apostamos por vinos singulares, y por eso, desde mi llegada, aprovechando la circunstancia de que mis socios de negocio tienen una empresa de conserva vegetal en Arnoia con un túnel de congelación y cámaras frigoríficas… nos planteamos hacer alguna elaboración con frío o congelación. De ahí nacieron experiencias con Val de Nairoa. Buscamos la congelación de la piel de la uva para romper su estructura y sacar un vino distinto y personal que es muy del gusto de los que lo han probado. También realizamos experiencias con lías...". (Sustancias sólidas (sobre todo restos de levaduras y alguna bacteria) acumuladas en el fondo de los depósitos tras la fermentación del vino que, bien utilizadas, pueden llegar a dotar a los vinos de propiedades organolépticas muy agradables y diferentes ).
A este respecto, el enólogo de Nairoa, Serafín Medina, explica la diferencia entre Val de Nairoa y Alberte. “Alberte es un vino más ligero, cariñoso, se deja beber muy bien, divertido y fresco. En cambio, Val de Nairoa tiene mucha estructura; un vino más cargado (se hace con la uva a unas temperaturas más bajas y la capacidad de extracción es muy alta). Es un vino para mucho tiempo…”.
Nairoa, como explica Medina, cada año intenta hacer alguna experiencia nueva. “La última fue el Alberte tinto que también lo elaboramos congelando la uva de manera total”.
Sobre el producto nuevo de este año, Serafín Medina no tiene todavía datos
para poder “definir el producto”. Pero matiza que “no es nada parecido a lo que
hay ahora mismo en el mercado. Es algo totalmente diferente buscando ese tipo
de peculiaridad y distinción de nuestros productos”.
VAL DE ARNOIA
El valle de Arnoia pertenece a la Denominación de Origen Ribeiro. “Es una comarca ourensana espectacular donde la Treixadura es la reina del Ribeiro y se expresa de una manera enfática. Pero en el Ribeiro tenemos también una variedad con la que nosotros hacemos nuestros vinos que está presente, aunque minoritariamente, tanto en nuestra marca Val de Nairoa como en el Alberte, se llama Lado. Y otras variedades como la Loureira, la Torrentés…Tenemos un microclima y prueba de ello es lo bien que se dan los cítricos…”.
El enólogo, por su parte, precisa más sobre ésta y otras castas. Dice Medina que valora mucho el Caíño porque es “una variedad que tiene muchas virtudes y que está poco explotada”. El Caíño tiene distintas variedades: longo, redondo, bravo…; según la forma de su uva.
Respecto al consumo gallego de vino, Díez explica que hay zonas en Galicia donde existe más hábito de consumir más vinos foráneos “y no valorar lo que tenemos”. A pesar de eso, su diagnóstico es positivo. “El mundo del vino a nivel de consumidor, público en general, está evolucionando. Cada vez hay un mayor conocimiento y ya no es fácil engañar a la gente. Se empieza a saber lo que es un buen vino y a diferenciarlo de otros que a lo peor no tienen tanta categoría”.
Los deseos del copropietario y director de Nairoa son solidarios. “Mi deseo…, por supuesto también para mi bodega…es para toda la hostelería y el turismo. Mi deseo es que un país como el nuestro necesita en estos momentos el apoyo de toda la Administración Pública. No interesa que sea denostado, sino todo lo contrario. Hay que saber que el turismo aporta un valor añadido al Producto Interior Bruto, PIB, tremendo a este país y que hay que mimarlo. A mí me preocupa el futuro de todos esos hosteleros, de todas esas personas. Por supuesto, de los distribuidores que son los que favorecen el que desde las bodegas nuestro producto llegue a esa hostelería”.
Así termina la conversación, al pie de un lagar del siglo II. Una maravilla, en medio del bosque, testigo impertérrito de que la vida del hombre lleva y llevará muchos años unida al vino. Y, en algunos, es una pasión dominante.