La balneoterapia como instrumento de salud
La memoria está para mantener vivo el recuerdo y el legado de aquellas personas que abrieron nuevos caminos y dejaron huella a su paso para construir un mundo mejor, como es el caso del Dr. Luis Rodríguez Míguez (Compostela 1932 - Ourense 2016), la figura más representativa del termalismo contemporáneo ourensano y gallego (ocupó el sillón de Hidrología Médica en la Real Academia de Medicina de Galicia y codirigió con el Dr. Juan Gestal Otero la cátedra de Hidrología Médica USC-Asociación de Balnearios). Le conocí en 1978, siendo alumno suyo de Higiene, y como a lo largo de la vida se ganan amigos y se crean afectos, debo decir que tengo un recuerdo entrañable de la etapa que compartimos uniendo esfuerzos en perfecta sintonía a favor de la causa ambiental y termal en relación con la salud, en mi peregrinaje por la provincia de Ourense, que reforzó nuestra amistad y reconocimiento mutuo; por lo que es para mí un honor dedicarle esta columna a una figura, cuyo recuerdo permanece vivo entre los que le conocimos.
Galicia cuenta con una gran riqueza en manantiales y afloramientos termales. Los balnearios son establecimientos sanitarios, que disponen de aguas mineromedicinales que brotan de un manantial propio, su mineralización varía dependiendo de la zona donde se encuentre el acuífero y la ruta que sigan para brotar en la superficie terrestre entre 5-100 ºC, si bien las propiedades terapéuticas van a variar dependiendo de las características físico-químicas de las aguas termales del lugar (cloruradas: tratamientos respiratorios y dermatológicos; sulfatadas: aliviar problemas digestivos y complicaciones biliares; sulfuradas: favorecen la desintoxicación del organismo).
El Dr. Míguez distinguía entre el uso terapéutico del agua mineromedicinal como fuente de salud y el uso recreativo/ocio (agua del grifo/SPA). La mineralización y alta temperatura, confieren diversidad de propiedades terapéuticas beneficiosas de cara a tratar patologías respiratorias crónicas, musculoesqueléticas (aliviar el dolor y paliar problemas del aparato locomotor), problemas dermatológicos, mejorar la calidad de vida de los pacientes, combatir el estrés; utilizando las técnicas más innovadoras y los avances médicos y terapéuticos en campos como el reumatismo, la artrosis, el sistema circulatorio, el aparato digestivo, el sistema nervioso, la obesidad.
Se trata de encontrar el balneario más idóneo para tratar la dolencia específica. A los nuevos tratamientos de hidroterapia, se suman la balneoterapia (cura balnearia o termal), la fangoterapia, los ultrasonidos. Para que las aguas hidrotermales sean efectivas, se necesitan 11 días para completar la cura balnearia. El Dr. Míguez defendió con todas sus fuerzas el potencial del ´oro blanco´ (como él llamaba a las aguas termales) y la balneoterapia como instrumento de salud, y abogó por reconocer el valor terapéutico de los tratamientos balnearios a la sanidad pública (incluir la balneoterapia/cura termal en la Seguridad Social), al igual que ocurre en Alemania y en Francia. Cada vez hay más evidencia científica de la eficacia de la cura termal en reumatología (la patología músculo-esquelética es la responsable en la actualidad de la mayoría de las prescripciones de las curas termales en diversos países).
Francisco Peña
Académico Correspondiente de la Real Academia de Medicina de Galicia.