La Feria de Santos de Cerdal: Una evolución entre tradición y modernidad

Las aves que en España ya no pueden comercializarse así, continúan siendo una posible compra en Portugal.
Los edredones siempre presentes.
Las antigüedades tienen su público.
Enorme calabaza.
Uno de los artículos omnipresente son los paraguas que este año no tenían urgencia..
Los puestos siempre atendidos por una o dos personas.
La parrilla a funcionar en la entrada de los restaurante también como reclamo.
Las frutas tienen su público.
Varios puestos vendían objetos de concina.
Las castañas, aunque no apetecían por la temperatura del día, extendían su agradable olor más allá de los puestos.
El apreciado bacalao también presente en una puesto temático de este producto emblema de Portugal.
Picantones o pollitos tomateros hechos a la parrilla.
Costilla y otras carnes también se preparaban a la parrilla.
Más puestos de castañas.
Venta de castañas crudas.
A tres euros una docena de castañas asadas.
Los restaurantes a media hasta a la hora de comer en Portugal.
Tremendos lomos de bacalao a la brasa.
El maestro asador en plena tarea.
No faltaba la pulpería ahora que el pulpo es un artículo de lujo.
Parecen los altos hornos castañeros de Cerdal.
Muy concurrido el puesto de bacalao.
Embutidos de Lamego.
La vigilancia policial de la GNR.
Se veían jinetes que venían con sus monturas a la feria.
Al que la voz no le daba, se ayudaba de un micrófono con su correspondiente altavoz.
Un peruano ejecutaba música muy relajante...
Los niños tenían sus hinchables.
Las vela para los cementerios es un puesto fijo, aunque este año solo uno.
Los dulces estaban en varios puestos y a los adictos al azúcar no se les pasó de largo.
Alguno acuden con su mascota a la feria.
Solo un puesto de música a la entrada.
La feria refleja que en natalidad también hay que dar ejemplo.

La tradicional Feria de Santos de Cerdal, uno de los eventos más emblemáticos del otoño en la región, volvió a congregar a miles de visitantes. Si bien el buen tiempo acompañó y el ambiente festivo se hizo presente, la feria de este año reveló algunos cambios significativos en comparación con ediciones anteriores.

Uno de los aspectos más notables fue la ausencia de la tradicional imagen de personas cargadas con grandes bultos de ropa, herramientas o productos agrícolas. Las aglomeraciones en los puestos de comida, aunque presentes, no alcanzaron la intensidad de otros años. Y si bien el regateo seguía siendo común, se percibía una menor intensidad en las negociaciones.

Los puestos de ropa y complementos, que en el pasado fueron protagonistas indiscutibles de la feria, han visto reducida su presencia y variedad. La proliferación de productos falsificados, que en su momento atrajo a compradores de toda España, ha disminuido considerablemente debido a las medidas de control y las sanciones impuestas por las autoridades.

Esta evolución de la feria refleja los cambios sociales y económicos que han transformado nuestras vidas. La globalización, el comercio electrónico y la estandarización de los productos han dejado su huella en este evento tradicional. Sin embargo, es importante destacar que la Feria de Santos de Cerdal sigue siendo un referente para la región, atrayendo a visitantes de diversas localidades y ofreciendo una amplia variedad de productos y actividades.

Si bien se añora la atmósfera de las ferias de antaño, con sus productos artesanales y su carácter más local, es necesario reconocer que la feria se ha adaptado a los nuevos tiempos. Hoy en día, la Feria de Santos de Cerdal es un evento más familiar y festivo, donde la gente acude tanto para realizar compras como para disfrutar de un día en compañía de amigos y familiares.

En conclusión, la Feria de Santos de Cerdal sigue siendo un evento relevante y atractivo, aunque su carácter haya evolucionado a lo largo de los años. Es una muestra de cómo las tradiciones se adaptan a los cambios de la sociedad, preservando su esencia mientras se incorporan nuevos elementos.