jueves. 25.04.2024

Hasta el foie está politizado. Lo queramos o no, nos guste más o menos, todo en esta vida se politiza. Y si no que se lo digan a los patos, que hasta cuatro individuos con el lema de ser animalistas le sacan rédito político a su hígado.

Quizá no valga de mucho la pena hablar de cómo es el proceso de cría del pato, especies, controles de calidad y demás datos para intentar convencer de que no se está haciendo nada malo, por ello hablaremos de otros temas quizá más “morales”.

El tema de “foie sí” o “foie no”, se debe enfocar, bajo mi punto de vista, desde tres ámbitos: el amor a los animales, el amor a la gastronomía y la libertad. Quizá esta última sería la que debería reinar en cualquier aspecto de la vida, pero de nuevo, hay un puñado de individuos, que se empeñan en hacer cambiar todo lo que llevamos recorrido. Adentrémonos en esos tres ámbitos mencionados anteriormente.

David Ruiz Arranz, director en David GastroMarketing.

El amor a los animales. Nadie discute que hay que amar, apreciar, valorar y cuidar nuestro medio ambiente y con ello, a los animales. Por activa y por pasiva, nos quieren “lavar el cerebro” y hacer ver que el ser humano es el lastre del universo con frases como “los taurinos son unos asesinos”, “los gallos violan a las gallinas” o que “se ceban a los patos para engordar su hígado”.

Probablemente un animal salvaje nunca haya recibido más amor en su vida que estas aves por parte de su propio ganadero, el cual, mima, cuida e invierte mucho dinero (para, a veces, recibir muy poco a cambio) poniéndolo todo para que sus animales nos lleguen en perfectas condiciones a nuestras mesas.

La labor del hombre en el medio ambiente es clave como por ejemplo la caza, que en muchas ocasiones descargan de posibles plagas de jabalíes, liebres y conejos hectáreas de terreno agrario para que no se coman esas ricas verduras que tanto gustan a los animalistas.

¿Qué diferencia hay entre un pato y el famoso Marrano de San Antón? Que el cerdo de San Antón va libremente por un pueblo siendo alimentado/cebado por los vecinos y después se sacrificará para realizar la matanza, vale, giremos la cabeza y digamos que el cerdo no sufre. Y, ¿por qué el pato sí? Toda una incógnita… Miles de años se llevan criando patos y usando su hígado como alimento y la sociedad ha seguido avanzando,
tan mal no estará la práctica de la cría de patos, ¿no?

El amor a la gastronomía. En este ámbito, creo que sobra hablar de las bondades de este producto. Una materia prima que nos transporta involuntariamente a Francia pero que aquí en España estamos sabiendo introducir en las cartas de los restaurantes.

Foie gras fresco, foie micuit, mousse de foie, a la plancha, flambeado, rallado sobre una pasta, disuelto en una salsa… Innumerables son las recetas y los usos de este maravilloso producto.

Recientemente pude disfrutar de unos medallones de foie a la plancha en un arroz meloso con setas. Con el calor del arroz, el foie se fundía y otorgaba un brillo, una melosidad y un sabor espectacular al arroz.

¿Por qué cargarnos todo esto? Nadie sabe por qué el ser humano se empeña en deshacer y autodestruir todo lo hecho a lo largo de los años. En la gastronomía es sin duda un ingrediente clave y forma parte de la evolución culinaria que se lleva desarrollando desde varios años atrás, ¿nos pueden explicar los activistas animalistas por qué ingrediente debemos sustituir el foie, el magret o el confit? Ya sabemos la respuesta, por tofu…

La Libertad. Quizá este tercer y último ámbito, debería ser el que más reluciera, pero lamentablemente, no lo es. ¿Por qué en las últimas décadas, principalmente la última, da la sensación de que no se puede hacer lo que uno quiera? Respetando siempre a los demás, claro está.

Hay que abogar por la libertad de ideología, de religión, de expresión… y sí, también por la libertad de alimentación. Libertad de alimentarnos a base de los productos que deseemos.

Al igual que unos respetan que ciertas personas deciden consumir productos que no sean de origen animal, también deberían respetar que otras personas decidan consumir productos de origen animal. Eso es la libertad.

Probablemente con esta batería de artículos a favor de la cría y consumo del pato, no consigamos hacer ver que no estamos cometiendo un delito ni haremos cambiar de opinión a los que lo critican, tampoco lo pretendemos, pero sí que esperamos que les dé por pensar en esa libertad que hemos mencionado y reclamamos.

por David Ruiz Arranz
Director en David GastroMarketing
www.davidpormadrid.com

No se libra nadie